Sacerdotes, santos, mártires, próceres de la historia y de la ciencia; literatos y políticos, todos con el «sello de la Casa Palafoxiana», nos invitan a ofrendar la vida como ellos lo han hecho durante este tiempo
Desde su fundación canónica el 22 de agosto de 1644, el Venerable Sr. Obispo Juan de Palafox y Mendoza, de acuerdo con la Cédula Real del 14 de julio de 1643 del Rey de España Felipe IV, con la cual se pretendía llevar a cabo el mandato de Trento de fundar seminarios para la formación de los futuros sacerdotes, fundó canónica, jurídica y económicamente el Seminario Tridentino de Puebla para reorientar los esfuerzos anteriores como los logrados por su antecesor Don Diego Romano, quien en 1604 fundara el Colegio de San Juan, como Seminario en Puebla. El Obispo Palafox ubicó sus colegios en la 5 oriente, número 3, a un costado de Catedral.
El Rey felicitó a Palafox por medio de una Cédula con fecha del 30 de diciembre de 1641, invitándolo a que pusiera el escudo real en la fachada del Seminario.
Se da aviso también al Papa Inocencio X sobre la fundación; el Papa la aprobó por medio de la Bula: «Suprerni nostri apostolatus» el 22 de mayo de 1648 con el nombre de “Real Colegio de San Pedro Apóstol”. La biblioteca Palafoxiana considerada la más antigua de América, nació como resultado de un donativo de 8 000 volúmenes que el Obispo Palafox y Mendoza hizo al colegio de San Juan.
El Colegio de San Pantaleón para Teólogos fue fundado por el Ilmo. Sr. D. Domingo Pantaleón Álvarez de Abreu a mediados del siglo XVIII, ya que los edificios existentes no eran suficientes para el número de estudiantes.
El Seminario comprendía cuatro colegios, a saber: El Colegio de San Pedro, el Colegio de San Juan, el Colegio de San Pantaleón y el Colegio clerical de San Pablo. Este conjunto académico denominado como “Colegios Palafoxianos” llegó a su máximo esplendor a mediados del siglo XIX.
La famosa biblioteca se vio reforzada con la aportación del Obispo franciscano Fabián y Fuero, con los libros que llegaron de la red de colegios jesuitas de Puebla tras la expulsión de la orden en 1767 y con las contribuciones de Manuel Fernando de Santa Cruz y Francisco Pablo Vázquez, así como las del deán de la Catedral, José Francisco Irigoyen. el Obispo Fabián y Fuero fue el primero en nombrar Palafoxiano en honor a su fundador Palafox;
Es en 1867 con la promulgación de las leyes de Reforma, se realiza el primer despojo de sus colegios, inmuebles, maestros y alumnos. En 1870 se instalan en los anexos del Templo de San Juan de -El Hospitalito-
En 1907 el Venerable Arzobispo Dr. D. Ramón Ibarra y González logra que el Seminario sea elevado a la categoría de Universidad Pontificia con el nombre de: «Universidad Católica Angelopolitana». conteniendo las facultades de Teología, Filosofía, Derecho Canónico, Derecho Civil, Medicina, Ingeniería y Lenguas Clásicas.
Sin embargo, el 28 de octubre de 1914, nuevamente es atacado, pero ahora por tropas carrancistas y despojado de sus edificios. En 1915 las clases continuaron en casas particulares. En 1916, se ubicaron en varios sitios: en el antiguo colegio del «Portalillo» a un costado del Teatro Principal; en casas cercanas al Templo de San Pablo de los Frailes y en la casa que hoy alberga a enfermeras y paramédicos de la Cruz Roja en el paseo de San Francisco. Es hasta el 13 de diciembre de 1919 cuando se traslada el Seminario a la 9 oriente 5, en las instalaciones del antiguo colegio jesuita “Del Sagrado Corazón”, donde permaneció hasta e1 2 de agosto de 1964 El 16 de agosto de 1964 fecha en que formadores y alumnos se trasladaron a la Ex-Garita de Amozoc, entre las colonias «El Porvenir», «México 68» y «Joaquín Colombres». El conjunto arquitectónico que lo alberga actualmente está en la 44 norte y Avenida Morelos (Prolongación del Circuito) Colonia El Porvenir; Puebla, Pue.
Las nuevas instalaciones fueron bendecidas e inauguradas por el Delegado Apostólico en México Mons. Luigi Raimondi y por el creador de tan magna obra, el Excmo. Sr. Arzobispo Dr. D. Octaviano Márquez y Toriz, seis días después.
Destacamos, de la época actual, la presencia de Su Santidad, el Papa Juan Pablo II, quien el 27 de febrero de 1979 inauguró los trabajos de la III Conferencia del Episcopado Latinoamericano. En esta ocasión nos honramos en albergar a más de 400 participantes entre cardenales, obispos y presbíteros, quienes nos dejaron como fruto de su trabajo el «Documento Puebla».
Acercarse a la historia del Seminario Palafoxiano no sólo es hacer remembranza de los hechos históricos que han marcado huella en su vida y en el acontecer de nuestra Patria. Es recordar que no sólo somos herederos del espíritu de hombres honorables y santos que han forjado e impregnado a México y al mundo de un toque muy característico de seguimiento a Cristo.
Es reconocer que la historia la forjamos en cada acontecimiento. Que, así como las semillas son depositadas en lo profundo de la tierra y que parecen guardadas y olvidadas pero que van teniendo una transformación interior para convertirse en árboles frondosos, así el transcurso de un curso escolar – y en nuestro caso de 378 años ininterrumpidos- nos presenta oportunidades de vivir heroicamente nuestra radical opción por Cristo.