En la Capilla de nuestro Seminario se encuentra una Imagen de la Virgen de la Inmaculada Concepción, a la cual se le encomiendan en sus manos todas las vocaciones de nuestros Seminaristas.
Esculpida en madera y decorada, su manto se quiebra con el aire, a la derecha de quien la observa. El demonio (serpiente) está a sus pies y dos angelitos revolotean al frente de la virgen, entre nubes. Sus ojos son de vidrio, proporcionándole una mirada amable al rostro.
La primera escultura obra de Manuel Tolsa cobija el baldaquino de la Santa Iglesia Catedral de Puebla, fue iniciada su elaboración el año de 1789, realizada en bronce dorado en lugar de plata, como era la idea original, es la única que hasta ahora cuenta con documentación fidedigna.
De un clásico estilo italoespañol, la escultura Mariana se presenta con sus manos en actitud orante, posada sobre nubes, cabezas de querubines y el globo terráqueo, además de la serpiente demoniaca.
Sus ropajes vuelan con vigor hacia la derecha de quien la mira. Se halla rodeada por cuatro angelitos que emergen de las nubes ubicadas en las cornisas salientes en diagonal.
Los cuatro sustentan los atributos de la virgen: una estrella como motivo de santidad; una rosa abierta, símbolo de pureza; un «espejo sin mancha», en recuerdo del misterio de la Inmaculada Concepción; y ramos de palmas como símbolo de victoria y triunfo.
Para fundir la escultura poblana, Tolsá se vio en la necesidad de tallar primero una imagen en madera de la cual, al parecer, posteriormente sacó otras copias; Una de ellas es la que se encuentra en la capilla del Seminario Palafoxiano. El trabajo de vaciado en bronce fue encomendado al platero Simón Salomón.
Originalmente se localizaba en la capilla Episcopal de la Arquidiócesis de Puebla, pero por diversos motivos se ocultó durante varios años hasta que fue reintegrada a esa capilla, y finalmente trasladada al seminario. En 1948 fue coronada por el Arzobispo de la ciudad, Don José Ignacio Márquez y Toriz.
Esta segunda imagen poblana es muy similar a la que custodian los oratorianos en la ciudad de México.